viernes, 19 de marzo de 2010

-LA MUJER EN LA HISTORIA DEL ARTE- 1ª Parte.

Hoy en día las mujeres artistas tienen ya su lugar en la historia del arte, a la cual han contribuido con su sensibilidad artística y creatividad. Lugar que se han ganado a pulso, luchando por su reivindicación en un mundo dominado por hombres.

Es evidente la ausencia de nombres femeninos en los libros de historia. El registro ha sido simplemente anecdótico:

La primera mujer que firma una obra: La monja HILDEGARDA de BINGEN (1098-1179) publica "Scivias", uno de los primeros manuscritos medievales, escrito e ilustrado por ella misma.

La primera vez que una mujer artista se representa a si misma: La miniaturista CLARICIA, en el 1200, se representa en un salterio, formando parte de la letra Q inicial del salmo 51.

Y así, la primera mujer que pinto al óleo, la primera que lo hizo al pastel, la primera admitida en una escuela de Bellas Artes etc. y etc. Manteniéndose de esta manera hasta la primera mitad del siglo XX, que es cuando las mujeres se aproximan con entusiasmo al mundo de las vanguardias artísticas.

Notoria es la lucha, en la primera mitad del siglo XX, del célebre fotógrafo Alfred Stieglitz, quien debe defender el trabajo de su esposa, la pintora
Georgia O’Keeffe, durante la presentación de una exposición de la obra de ella. Desde ese momento, para Stieglitz, se volverá un compromiso de vida el reivindicar el arte de su mujer y a ella como artista; convirtiéndose en la primera figura masculina que enfrentaba el sistema del arte en pro de los derechos de las mujeres.


Flores grandes y en primeros planos, lirios, orquídeas, amapolas, en las que parece que el espectador queda envuelto completamente. Flores aisladas sin ninguna referencia espacial. Flores ante las que nosotros parecemos meros insectos y que combinan sus formas abstractas con un naturalismo singular. Son metáforas sexuales por su sensualidad y sus formas. La pintura de O’Keeffe trasciende todo simbolismo y se afianza como una expresión plástica tan genuina y personal que no puede asociarse a ningún movimiento artístico.

Aparentemente las limitaciones que había sufrido la mujer a lo largo de toda la historia se habían superado: ya tiene acceso libre a las escuelas de pintura, pueden participar en exposiciones y concursos o copiar desnudos del natural, pero los prejuicios continuaban instalados en la sociedad.
La historiadora Linda Nochlin en su libro “Arte y Política” publicado en 1973, es la primera en plantear “un desplazamiento a oscuras” de la mujer en la historia del arte como sujeto creador; además de la disparidad de la mujer en el arte y los prejuicios hacia lo femenino en la cultura en general.

Solo a partir de los años sesenta, con la consolidación del movimiento feminista y la lucha por los derechos de la mujer, se da la reivindicación de la mujer artista. La expansión del movimiento feminista va más allá de sus reivindicaciones políticas y sociales para encarnarse también en una nueva manera de ver.

De allí parten tres líneas de trabajo que son:




El “Activismo Artístico”. Que surge a mediados de los setentas, de la unión del activismo político con las tendencias democratizantes originadas en el Arte Conceptual de finales de los sesentas y principios de los setentas.

Sus formas de actuar son las que fomentan la participación de la comunidad y del público. Se desarrollan “Acciones temporales”, “Performances” o “Instalaciones” como la de WAC o GUERRILLA GIRLS, como respuesta del mundo del arte ante los ataques políticos conservadores hacia las minorías étnicas, la inmigración, las mujeres y homosexuales. Estas acciones activistas tratan de influir en el mundo artístico, en prácticas gubernamentales o en ambas cosas a la vez. Teniendo siempre presente que su mayor compromiso es con LA SOCIEDAD y no con el arte.



El “Arte Feminista o Estructuralista”. Que manifiesta un compromiso con una búsqueda de la identidad plástica en femenino. Muchas de sus características deben entenderse como defensivas más que puramente creativas, resultado de la confrontación con estereotipos que son difíciles de eludir. Las creaciones más interesantes proceden tanto de la revisión de los roles masculinos y femeninos como del estudio del lenguaje "dominante" plástico y cultural.
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El arte a partir de “La Imagen de la Mujer”. Al igual que ocurre con el tema anterior esta línea de trabajo está ligada a una determinada codificación de la mujer en un significado tan estrecho como secular. La obra que se produce señala el encorsetamiento de la mujer, su aprisionamiento dentro de la sociedad y dentro del deseo masculino, es más una denuncia que una nueva visión, definiendo un nuevo lenguaje del deseo femenino, concretando y revelando todos aquellos mecanismos que han hecho de la mujer un ser sexualmente silenciado.

La crítica feminista ha sido un instrumento eficaz en la
de-construcción y denuncia de los mecanismos represivos del sistema cultural dominante.

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